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A decir verdad, de entre todas las cosas que dijo Malú Micher, la única que se puede considerar como discriminación es aquel comentario de:
"Y luego declara: ‘estoy en blanco, no puedo hablar’, oye, bueno".
Este es un prejuicio muy común entre la población, el de creer que las mujeres que participan en concursos de belleza u otra actividad relacionada con la apariencia física (modelaje, actuación, etc.), no posean inteligencia.
Curiosamente, cuando de mujeres se trata, la discriminación puede tomar muchas formas. Muchas empresas discriminan a las mujeres no tanto por ser féminas, sino por su apariencia.
A muchas se les pide cumplir con cierto estereotipo de belleza como ser rubias, delgadas o tener cierta estatura, esto a pesar de que la ley lo prohíbe. Hubo un caso, en donde el contratista le pidió directamente a la solicitante que bajara 20 kilos de peso para poder obtener el empleo, y no estamos hablando de un trabajo que tenga que ver con la imagen personal.
En otros casos ocurre lo contrario, a las mujeres "bonitas" (en el sentido que se le da actualmente a la belleza femenina) no se les da el empleo. Se les considera tontas, bobas, y que solamente sirven para distraer a los que verdaderamente están trabajando. En otras palabras, que sólo distraerán a los hombres, como si las únicas personas que trabajaran fueran del sexo masculino.
Pero el asunto de la discriminación no termina ahí. Cuando una mujer se queja ante el estereotipo de belleza que discrimina a una amplia mayoría de mujeres, muchas otras arremeten contra ella y le dicen que es una vieja, gorda, envidiosa que descarga sus frustraciones porque no puede ser tan "bella". Más o menos, esto fue lo que le pasó a Malú Micher, de manera que podemos decir que ella discriminó y a su vez fue discriminada.
Cuando se discrimina a quienes no tienen el prototipo moderno de belleza femenina, se habla de discriminación; pero cuando se discrimina a las que lo cumplen, la mayoría juzga que es por complejos y envidia.
Cuando se alega discriminación por complejos emocionales u orientaciones sexuales, en vez de analizar los prejuicios que hay detrás, significa entonces que nosotros mismo tenemos un prejuicio. En este caso, el prejuicio radica en creer que todas las mujeres aspiran al ideal moderno de belleza, cuando en realidad no es así.
Es un prejuicio creer que todas las mujeres deben ser de determinada forma para ser consideradas bonitas, lo mismo que pensar que todas las mujeres quieren verse de esa manera o que todos los hombres desean a ese tipo de mujeres.
Y desafortunadamente mucha gente tiene estos prejuicios, y en vez de entender que no se debe juzgar a una mujer por su imagen sino por su capacidad (salvo en los mentados concursos de belleza), siguen pensando que discriminar a una mujer bonita es tener un problema emocional que no permite apreciar su "belleza". Como si además la "belleza" fuera suficiente para conseguirlo todo en la vida.
La capacidad intelectual no se mide por la apariencia, de hecho es completamente independiente de ella. Hay mujeres listas feas y bonitas, y con toda seguridad no tienen envidia entre ellas, pero tal pareciera que la gente se empeña en etiquetar y armar discusión en base a la apariencia. Cuando en el fondo el problema es otro.
Por supuesto que está mal discriminar a una mujer bonita, pero no porque su "belleza" sea una virtud inigualable, sino porque se están obviando sus capacidades sólo por apariencia, de la misma forma que se obvian las capacidades de una mujer discriminada por no ser bella.
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