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Dicen "no soy racista", pero en el trabajo niegan las plazas a discapacitados o a mujeres embarazadas.
Se llenan la boca diciendo "no soy racista", pero a una la critican por ser "prieta" y la otra por estar pálida como un fantasma.
Y aún así siguen diciendo "no soy racista".
Quizá sea cierto en algunos casos, después de todo discriminar a alguien por su preferencia sexual no es ser racista en el estricto sentido de la expresión; pero lo cierto es que la discriminación es la base del racismo. El creer que una persona es mejor que otra por su inteligencia, su capacidad física, su apariencia o su conducta sexual; todo eso es discriminar y es origen del racismo.
De manera que antes de decir "no soy racista", examina primero tu conducta y tus creencias, si discriminas haces exactamente lo haría un racista.
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