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Si bien es cierto que el dueño de un bien inmueble puede arrendarlo al precio que le parezca conveniente, también es verdad que la cantidad solicitada debe ir en función del espacio del lugar, los servicios y la ubicación; pero en la práctica, el precio de una renta depende del "tipo de persona" que se busca como inquilino.
La gente por alguna razón, piensa que mientras más dinero se pueda pagar se es mejor persona. De manera que vemos arrendamientos mensuales que no corresponden con los servicios. Precios que pagaríamos por un departamento completo y autónomo aplicados a una sola habitación, o departamentos cuya renta alcanzaría para pagar una hipoteca.
Y cuando preguntamos el por qué de esos precios, la respuesta es: "Es que no quiero que venga a vivir aquí cualquier persona". Lo que generalmente se traduce como "No quiero pobres aquí, porque seguramente son vulgares, ladrones, drogadictos, etc, etc, etc".
Juzgar a la gente por su dinero es pésima idea, sobretodo si consideramos que muchos criminales poseen cantidades millonarias debido a sus actividades ilícitas; pero no se trata de juzgar a los ricos y decir que seguramente son criminales por tener amplias cuentas bancarias, sino simplemente admitir que el dinero no hace a una persona ni peor ni mejor y por lo tanto no la podemos juzgar ni discriminar por ello.
En cuanto a los arrendatarios, si lo que desean es tener gente honesta y responsable que no los vaya a plantar con la renta, pues existen mejores formas de saber ésto que a través del ingreso de una persona: se puede pedir referencias a otros arrendatarios por ejemplo.
Lo importante, es recalcar que inflar los precios de un arrendamiento sólo por los prejuicios personales, es una gran injusticia además de un fraude al consumidor.
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