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No hay algo que fomente más la discriminación que encasillar a las personas. Creer que la gente debe actuar de determinada manera porque pertenece a un grupo particular.
Muchos hombres por ejemplo, todavía piensan que una mujer por el simple hecho de serlo, no puede ser competitiva ni agresiva; esperan que las chicas tengan una conducta "femenina", la que generalmente se asocia con la maternidad.
De la mima forma se espera que una persona se comporte según los estereotipos infundados de grupos:
-Si eres judío, eres avaro.
-Si tienes alguna discapacidad, no puedes hacer nada por ti mismo.
-Si eres gay, eres "afeminado".
-etc.
Agrupamos características de un individuo quizá, y las asignamos a todo el colectivo. Y pensamos que jamás se debe salir de ese papel.
Por ejemplo, hay quienes le gritan a un ciego, aunque puede escuchar perfectamente; pero el hecho de etiquetarlo como "discapacitado" trae a la mente de muchos una serie de características, de "palabras clave": ciego, sordo, inválido. Y esperan que el ciego, al ser discapacitado, posea todas ellas.
Juzgamos por los estereotipos y no damos lugar al individuo. No todos los musulmanes son golpeadores de mujeres, ni todos los católicos tienen montones de hijos.
No podemos juzgar a una persona por su origen étnico o religioso. Aún cuando existen variables sociales y culturales que forman la personalidad, no quiere decir que éstos sean absolutos. Por otro lado, la ignorancia de una cultura determinada nos hace caer fácilmente en los estereotipos.
Hay dos formas de acabar con los estereotipos:
1. Conviviendo con el individuo.
2. Conociendo su cultura y sus valores.
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