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Mi compañero volvió a México después de dos años con un profundo resentimiento hacia los españoles, odio que siguió fomentando a tal grado que muchos de sus amigos hacían comentarios despectivos cuando veían algún español. Palabras como "gachupos" o "baturros", se volvieron muy usuales en el vocabulario de mi amigo y sus allegados.
Por otro lado, otro conocido más tenía una amiga española a través de la popular red social "Facebook". En algún momento nos enteramos de que la chica había cortado a su novio. La razón: El novio se enteró de que la chica había entablado amistad con un muchacho mexicano, y entonces le increpó que cómo era posible que le hiciera caso a un "prieto chaparro".
El odio injustificado de muchos españoles hacia los mexicanos, genera a su vez odio de muchos mexicanos hacia los españoles. Es un círculo vicioso que debe terminar, y cada uno de nosotros debe poner su granito de arena en este asunto.
Recuerdo alguna vez que me tocó desayunar con uno de estos chicos que menciono en los relatos, al lado había dos señores españoles. El muchacho empezó a decir comentarios sarcásticos. A lo que yo le contesté:
"NO por el hecho de que a tu amigo le haya tocado gente racista en España, significa que todos los españoles sean iguales".
Y lo digo en serio, no toda la gente es racista, y que hayamos sufrido una mala experiencia no nos da el derecho de descalificar a toda una nación.
Pues el hecho de que el muchacho se haya cambiado dos veces de residencia y en ambas lo hayan tratado de la peor forma posible, basta para hacer un juicio generalizado.
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